Un consejero de ciencia en la lucha contra el coronavirus
Borja Sánchez ha utilizado su experiencia como científico para coordinar distintos proyectos frente al COVID-19
Llegó con una idea clara a la recién creada Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad, la de potenciar la investigación en Asturias, que no fuera considerada una competencia de segunda y trabajar para «cambiar las cosas». Lo que no podía pensar Borja Sánchez (San Martín del Rey Aurelio, 1979) es que el coronavirus iba a fulminar todos los plazos que se había fijado. «El plan de gobernanza de la ciencia que traía conmigo no sirve absolutamente para nada, se lo regalo si lo quieren; donde antes hacía esquemas, apuntaba notas... ahora estoy dibujando una gran equis», reconoce en el blog en el que comparte sus vivencias cada siete días. Porque el COVID-19 lo ha cambiado todo, incluso el papel que tenía esta consejería, cuya creación fue un empeño personal del presidente del Principado, y que desde la declaración de la pandemia ha ido ganando relevancia. Y con ella, su cabeza más visible.
Biólogo, doctor por la Universidad de Oviedo y científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), sus colaboradores hablan de un hombre cercano y accesible. También lo destacan los 'makers' de Reesistencia Team, uno de los equipos que trabaja de forma altruista en un respirador que se pueda producir con una impresora 3D. A él le reconocen su labor «al pie del cañón».
Su perfil científico, el conocimiento que tiene del ecosistema investigador de la región, su capacidad de análisis y para coordinar equipos son otras de las cualidades que destacan quienes le han visto trabajar estas últimas semanas, que alaban su liderazgo y el empuje que tiene «para sacar las cosas adelante», incluso anticipándose a los posibles problemas que puedan surgir.
De ahí que esperan que esta crisis, al menos, sirva para hacer ver la aplicación práctica de una consejería cuya creación suscitó cierta incomprensión por parte de colectivos que no la ven necesaria. Sin embargo, en estas semanas, la percepción está cambiando y así se lo han hecho saber a su equipo, que también ha recibido consultas de otras comunidades sobre los proyectos que impulsa, con alianzas público-privadas para fabricar desde respiradores a hidrogel.
Sánchez llegó a la consejería de la mano de Adrián Barbón, de quien es amigo personal. Con él compartió infancia y también trabajo en los últimos años en la Federación Socialista Asturiana, de la que el consejero es presidente de su Comité de Ciencia. Además, participó de forma muy activa en la elaboración del programa electoral con el que el PSOE concurrió a las pasadas elecciones.
Hasta ocupar su cargo actual, trabajaba en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA) y antes lo hizo en el Instituto Nacional para la Investigación Agronómica de Francia, la Escuela Nacional de Ingenieros Agrónomos de Burdeos, la Universidad de Parma y el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo de Isla Reunión.
Toda esa experiencia le ha servido para elevar el papel de la I+D+i asturiana en esta crisis. Ante la declaración del estado de alarma, este consejero científico y científico consejero hizo un llamamiento a todo el ecosistema innovador asturiano para que uniese fuerzas y planteara posibles proyectos para luchar contra la pandemia. La respuesta fue inmediata y «abrumadora». «Somos una región privilegiada, tenemos que aprovechar todo esto», señala a este periódico tras la rápida movilización de empresas, entidades públicas y privadas y particulares.