«La revolución digital está aportando más crecimiento que ninguna anterior»
Telefónica y TSK advierten de la importancia de este proceso y de la necesidad de que las empresas se sumen de forma activa.
Que la revolución digital es un hecho nadie puede negarlo. Empresas, administraciones y usuarios se suben, en algunos casos a marchas forzadas, a un fenómeno que ya está cambiando las formas de producir, de consumir y también de pensar. El director de Administraciones Públicas del Territorio Norte de Telefónica, Manuel Ángel Alonso, tiene claro el calado de esta transición histórica. «La revolución digital está aportando más crecimiento que ninguna anterior», señaló durante la celebración del encuentro EL COMERCIO-Telefónica, que se desarrolló ayer en la sede de este periódico y en el que también participó el consejero delegado de TSK, Joaquín García, que acudió acompañado del director general del área de Presidencia de TSK, José María González. En el encuentro, que condujo el director de EL COMERCIO, Marcelino Gutiérrez, también estuvieron presentes el director general del periódico, Goyo Ezama, y la directora de Telefónica en Asturias, Paula Beirán.
La confrontación de ideas entre los dos altos ejecutivos sirvió para conocer cómo se afronta el proceso desde el lado de quien es puramente un proveedor de servicios tecnológicos y quien, aunque fundamentalmente usuario, también desarrolla herramientas propias. Para ambos, los últimos años han cambiado el panorama. «Llevamos transformándonos mucho tiempo, cuando empecé en la empresa hace 20 años todo era muy distinto a ahora. Pero en los últimos años todo ha ido más rápido», señala Joaquín García, que destaca el alto grado de digitalización de sus plantas. «La automatización y el control están mucho más avanzados que antes. Además, el peso del personal especializado es mucho mayor».
En Telefónica la digitalización es un elemento inherente a su propia actividad. Proveedores de infraestructuras que permiten el tráfico de datos, entienden este proceso como «un camino» en el que trabajan con la idea de «cambiar el concepto de dónde está el valor. Ahora ya no está tanto en un producto como en ofrecer una experiencia», destacó Manuel Ángel Alonso.
Esa oferta de una experiencia para el usuario tiene mucho que ver con las nuevas tecnologías que se han metido en los últimos años en el ámbito de las empresas y también en el de los propios usuarios. Términos como big data, internet de las cosas e inteligencia artificial eran hace pocos años palabras ligadas a un futuro que no se sabía bien cuándo iba a llegar. Hoy son realidades que abren puertas a las compañías para mejorar en sus propios procesos productivos y de diseño de estrategias. «El gran reto en este país es que las medianas empresas empiecen a pensar en lo que la digitalización puede aportar a su cadena de valor», reivindica Manuel Ángel Alonso.
Diferenciación
Donde saben bien lo que significa adaptarse a la digitalización es en TSK. Su esfuerzo por aportar valor a su proceso de producción y a su forma de organización interna del trabajo les ha llevado a apostar por las nuevas tecnologías como forma de competir con otras empresas del sector. «Aprovechamos la digitalización para diferenciarnos de nuestros competidores», explica Joaquín García.
Pero todo proceso en constante cambio, como ocurre con la introducción de las nuevas tecnologías en una firma de ingeniería como la gijonesa, conlleva también una buena dosis trabajo para poder sacarle el máximo rendimiento. Y ahí, el papel de los trabajadores es clave. «El mayor desafío es ser capaces de aprovechar el conocimiento, ser más eficientes y cometer menos errores. Las herramientas tecnológicas pueden ayudar, desde el proceso de diseño al de ejecución y mantenimiento», explica Joaquín García.
En Telefónica no son ajenos a este desafío para un futuro que ya está aquí. Con el término «largo plazo» redefinido y estrechado, en el gigante de las telecomunicaciones tienen claro que uno de los pasos más importantes que deben dar en la actualidad es el de «desarrollar el talento y adaptarlo a las nuevas tecnologías. Esa es una de nuestras grandes piedras angulares», explica Manuel Ángel Alonso, quien desde su posición de actor y observador del proceso de digitalización que se vive en la actualidad identifica dos riesgos a los que se enfrenta España. «Nos preocupa que en un país donde las pymes son capitales, estas no se adapten a la digitalización y, cuando lo hacen, sea con una previsión de reducir costes, no de buscar nuevos mercados o crecer». El otro gran riesgo tiene un componente más social y también global. La proliferación de nuevas tecnologías ofrece muchas y muy buenas posibilidades, pero también supone enfrentarse a «riesgos, asumir dilemas morales. Nosotros tenemos muy claro que en todo este proceso hay que poner siempre por delante a las personas».
Para llevar la digitalización a buen puerto en el entorno empresarial hay un elemento que los dos ejecutivos destacan como clave: la formación de los trabajadores. «Nosotros llevamos en el ADN la filosofía de la innovación. Nuestro objetivo es conseguir que los equipos hagan propia esa filosofía y que sean ellos los que propongan planes para innovar», explica Joaquín García. El hecho de estar radicados en Asturias les ha llevado a invertir muchos recursos en formación. Porque, a la hora de competir por atraer talento de fuera de la región, TSK se encuentra con problemas. En empresas de su mismo sector radicadas en ciudades como Madrid la rotación de este tipo de perfil de trabajador es muy alta, lo que complica su salida del territorio. «Es difícil captar personal de fuera, igual que es más fácil retornar a asturianos, por eso es clave la formación, que damos internamente. Siempre hemos hecho formación y últimamente lo hacemos de una forma más organizada. Es casi una necesidad».
Multiplicidad de perfiles
En Telefónica trabajan con un concepto por el que hace diez años «nadie» apostaba como generador de valor: diversidad. La multiplicidad de perfiles con los que cuenta esta multinacional se ha convertido en una herramienta de innovación que la firma trata de explotar, apoyándose en varias líneas estratégicas como la vigilancia tecnológica, el apoyo a las 'startup' y la ruptura del modelo de trabajo tradicional. «Gastábamos mucho dinero en I+D y podían venir unos chavales con un nuevo desarrollo y romper tu cadena de valor», sostiene Manuel Ángel Alonso.
La relación con el entorno también es uno de los elementos a tener en cuenta en el camino hacia la digitalización. Intentar liderar todos los procesos de innovación se antoja una tarea complicada, más en un contexto de agitación tecnológica como el actual. En la ingeniería gijonesa apuestan desde hace varios años por un programa de innovación abierto que posibilita acercarse al trabajo de firmas más pequeñas y en el que en la pasada edición participaron 30 compañías. «Está abierto a la Universidad, los centros tecnológicos y a empresas, todas del ámbito asturiano».
La innovación abierta es también un campo en el que trabaja Telefónica, sabedores del talento que se cultiva en pequeñas empresas de nueva creación. «Contamos con un programa de aceleración», señala Manuel Ángel Alonso.
Con todos estos elementos se enfrentan las empresas a un proceso, el de la digitalización, llamado a cambiar el mundo tal y como se conocía hasta ahora. Los dos ejecutivos que participaron en el encuentro advierten de que la sociedad vive en la actualidad un momento crucial para sumarse a un movimiento que generará peligros para aquellos que se queden fuera. «Es un camino sin vuelta, un reto como sociedad y como país», sostiene Miguel Ángel Alonso, quien propone un símil para entender la importancia que, a su juicio, tiene el momento actual. «Seguro que en el siglo XVIII, cuando se introduce la máquina de vapor y luego se cambia por la eléctrica, algunos se quedaron atrás. Ahora hay que intentar que nadie se quede atrás».